miércoles, 18 de mayo de 2011

Samuel Beckett según Manuel Vicent

PERFIL: PÓQUER DE ASES 3. SAMUEL BECKETT

El caos entre dos silencios

MANUEL VICENT 20/08/2006
Samuel Beckett nació un Viernes Santo y murió el día de Navidad: así comienza su leyenda, potenciada además por su encogimiento de hombros ante el caos. Era muy alto, muy flaco, con el perfil de ave rapaz, la nariz recta y poderosa, los ojos muy azules, casi de hielo, el rostro modelado con sólo tres hachazos. Aun hoy, las arrugas labradas que en las fotografías se le ven bajar por las mejillas hasta el filo de la boca tienen una lectura inseparable de su obra. Un día, ya viejo, le vi salir del café Deux Magots y cruzar por el paso de peatones el bulevar Saint Germain, en París. Es Samuel Beckett, me dijo alguien. Iba solo, llevaba una pelliza de borrego y tenía el aire de uno de aquellos profetas que en el desierto se alimentaban de langostas y saltamontes; también parecía un bronce del escultor Giacometti, uno de sus caminantes metafísicos. Le seguí con la mirada hasta que el hombre, con el Premio Nobel a cuestas, se metió en un Citroën 2CV y desapareció por la primera esquina.
Samuel Beckett había nacido en Foxrock, al sur de Dublín, el 13 de abril de 1906, vástago de una familia irlandesa de clase media. Había cursado estudios en Portora Royal School y luego en el Trinity College, donde empezó a interesarse por la literatura y a escribir poemas y relatos no exentos de pedantería juvenil. "Si me quedo en Dublín no seré sino un borracho más, un poeta ante una pinta de cerveza en el pub", se dijo un día. Por eso, en 1926 viajó a París con la única obsesión de conocer a James Joyce. Sabía que el autor del Ulyses solía merodear por la librería Shakespeare & Co., por donde vagaban también otros escritores perdidos, Hemingway, Scott Fitzgerald, Ezra Pound, amamantados con alcohol por la americana Sylvia Beach. Un amigo poeta, Thomas McGreevy, también irlandés, se lo presentó y desde ese momento comenzó a formar parte de su círculo.
El talento de Joyce anulaba el que pudieran tener sus discípulos, a quienes regalaba corbatas a cambio de que le leyeran fragmentos de la Divina Comedia cuando estaba casi ciego. Beckett desarrolló con el maestro un amor precavido, a veces muy cerca del odio, porque sabía que era peligroso permanecer mucho tiempo al lado de un genio, con una traba añadida: Lucia, la hija de Joyce, una chica muy inestable y convulsa, se había enamorado de él. "Vengo a ver a tu padre, no a ti", le decía, y a partir de ahí comenzaba la tormenta, hasta que un día se vio obligado a dejar de visitar la casa. No consta que Joyce le regalara a su devoto Samuel ninguna corbata, pero le dio este consejo: estéticamente tiene el mismo valor la caída del ángel que la caída de una hoja.
Beckett vivía con Suzanne Deschevaux, siete años mayor que él, con la que se casaría en 1961. En su apartamento del bulevar Saint Jacques no había sillas ni cuadros, ni más enseres que el propio vacío. Allí Suzanne cosía y daba clases de piano para alimentarlo, pero Beckett también era una gran máquina de amar mujeres. Tuvo muchas amantes. La más conocida fue Peggy Guggenheim, quien le creía un escritor frustrado, pero muy atractivo a causa de su rareza, un tipo siempre imprevisible, que se pasaba toda la mañana en su cama sin hacer nada. Cuando un día esta judía millonaria se lo reprochó, él le dijo que se dedicara a comprar pintura y que le dejara en paz. Entonces a Beckett comenzaron a salirle unos granos en el cuello y, creyendo que era cáncer, se puso a escribir como si braceara con la máxima furia contra la muerte. Arrástrate por el polvo, pero hazlo luchando.
Durante el periodo de 1947 a 1949, poseído por una intensa fiebre literaria, publicó la trilogía Mollooy, Malone muere y El Innombrable. Pero la fama le llegó el 5 de enero de 1953 cuando estrenó en el pequeño teatro Babylone, en el bulevar Raspail, la obra Esperando a Godot. A partir de ese éxito comenzó a huir, y su huida alcanzó la máxima representación cuando en 1969 se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Recibió la noticia en Tánger y después de dar las gracias dijo: "¡Qué catástrofe!", y se perdió por el norte de África.
Beckett sólo tenía dos certezas: que había nacido y que tenía que morir. La vida es un baile absurdo que sucede entre esos dos silencios, y él se veía impulsado a contárselo a alguien. Sabía que todo está dicho y que sólo la forma estructura el caos. Si el sol sale todos los días es porque no tiene otra alternativa.
Tocaba el piano, jugaba al billar; sólo algunas tardes se le veía con el escultor Giacometti en algún café de Montparnasse, ambos callados, comiendo patatas fritas, intercambiándose ideas monosilábicas sobre su trabajo hasta sumergirse en un silencio de piedra. Un día, al doblar una esquina, Beckett fue acuchillado por un vagabundo cuya navaja se detuvo a dos centímetros de su corazón. Cuando salió del hospital visitó en la cárcel a su agresor y le hizo una sola pregunta:
-¿Por qué?
-No lo sé -contestó el vagabundo.
A partir de la obra que lo coronó como rey del absurdo, la crítica se ha preguntado quién es ese Godot, al que todo el mundo espera, que va a venir y no llega. Dicen que es Dios, o la belleza, o el propio Beckett, pero él afirmó que si lo supiera lo habría escrito. Algunos creían que era un ciclista, que se hizo muy famoso en Francia, porque siempre llegaba fuera de control a la meta. El público esperaba verlo pasar el último y a veces ni siquiera llegaba. El ciclista se llamaba Godeau. Un día, Beckett iba en avión de París a Dublín a visitar a su madre muy enferma y oyó que el sobrecargo decía: les habló en nombre del comandante Godot. Beckett quiso tirarse del avión en marcha.
Nihilista, cristiano alegórico, escribía lo que tenía en la sangre, no en el intelecto, entre la impotencia y la ignorancia, con un humor poético deslumbrante, sin sentido, como la hoja del cuchillo que estuvo a punto de matarle.
"Cliente. Dios es capaz de hacer el mundo en seis días y usted no es capaz de hacer un pantalón en seis meses".
"Sastre. Pero, señor, mire el mundo y mire su pantalón".
Si el día en que lo vi en París hubiera tenido el valor de abordarlo, no le habría preguntado por Godot, sino por el sastre que le había cosido la pelliza de borrego tan elegante.

martes, 17 de mayo de 2011

Wilde y compañía

Oscar Wilde pagó un alto precio por su atrevimiento al desafiar a la sociedad victoriana y sus códigos sociales. Dicha moral consistía, básicamente, en que uno podía hacer lo que quisiera siempre y cuando guardara las formas. Ya se sabe: vicios privados, públicas virtudes. Wilde pensó que su fama y su talento actuarían como salvoconductos y que podría vivir libremente, dando rienda suelta a sus apetitos y pasiones. Se equivocó. Bastó una denuncia del padre de su amante, Lord Alfred Douglas, para verse envuelto en un proceso que le condujo a prisión durante dos años. Nunca se recuperó. Sus últimos días los vivió con una identidad falsa en París, en la más absoluta miseria, él, que había sido un declarado y arrogante esteta. Desde su entrada en el Trinity College, en Dublín, continuando con su estancia en el mítico Magdalen College de Oxford, demostró con creces su ingenio, sentido del humor y capacidad fabuladora. Comedias como La importancia de llamarse Ernesto, relatos como El gigante egoísta o novelas como El retrato de Dorian Gray, son una buena muestra de ello. Una controvertida estatua en Merrion Square, muy cerca de su vivienda en Dublín, nos recuerda su procedencia.

domingo, 15 de mayo de 2011

National Gallery of Dublin


Fundada en 1852 como Royal Dublín Society, esta institución fue creciendo con el paso del tiempo y la adquisición de obras nuevas. Tras unos años en los que la sede de la misma fue itinerante, se construyó un edificio que habría de albergar la importante colección de obras de arte que se había ido acumulando.

En 1864 fue abierta al público ya bajo el nombre de National Gallery of Ireland. Como está en Dublín, mucha gente, erróneamente, habla de la National Gallery of Dublín, pero es de Irlanda.

El horario de apertura es el siguiente:

        LUNES-SÁBADO: 9:30-17:30.
        JUEVES: 9:30-20:30.
        DOMINGO: 12:00-17:30.

Esta es su página web: http://www.nationalgallery.ie/ .

Cuenta con un fondo de más de 14.000 obras de arte, entre pinturas, esculturas, dibujos y otros objetos artísticos. Posiblemente no sea el mejor museo de pintura del mundo, pero sí cuenta con unas cuantas obras de enorme valor artístico que merece la pena que veas.

Voy a intentar no ser exhaustivo con la selección de obras que he hecho. La Galería debes visitarla sin prisa, despacio. Dejándote llevar por la calidad estética de lo que allí hay expuesto. Detente en las obras que te llamen la atención y, si lo consideras oportuno, haz una visita a las obras que te señalo. Creo que es lo más destacado del museo.

Estamos en Irlanda, en un museo nacional. Esto significa que se ha prestado una especial atención a las obras de artistas locales, de artistas irlandeses. No hay ninguno que destaque especialmente, pero es muy interesante el conjunto de obras del siglo XIX. Los que sí destacan son sus vecinos ingleses. La Galería tiene una buena colección de pintura inglesa, especialmente de los siglos XVIII y XIX. Más adelante te señalaré qué autores y qué cuadros son más interesantes.

El resto de la colección puedes disfrutarla siguiendo dos itinerarios: uno cronológico, desde el siglo XIII hasta el siglo XX; y otro, más recomendable, por escuelas. Este es el que te voy a mostrar. Déjate llevar y disfruta...

Al final de cada cuadro te indico el número de catálogo que tiene en el museo (NGI). Por si te resulta más fácil la búsqueda.

IRLANDA

He seleccionado a un par de pintores destacados:

JAMES BARRY:
“The temptation of Adam”, 1767-79. NGI 762.
HAMILTON:
 “Cupid and Psyche in the Nuptial Bower”, 1792-93. NGI 1342. Este último me parece especialmente delicioso por el tema y por el tratamiento de las figuras.

INGLATERRA

Es muy importante la colección de pintura inglesa que exhibe la National Gallery. Abundan los retratos que la nobleza y la burguesía vinculada al comercio encargó para sus mansiones a partir del siglo XVIII. Te indico los pintores y obras más destacadas:

THOMAS GAINSBOROUGH (1727-1788):
        “Portrait of Hugh Smithson”. NGI 129.
        “Portrait of James Quin”, 1763. NGI 565.
        “General James Johnston”, 1763. NGI 794.
        “The Cottage Girl”, 1785. NGI 4529. Sin duda, este es mi favorito.

WILLIAM HOGARTH:
        “Portrait of Benjamín Hoadly”, 1740. NGI 398.
        “The dennunciation”, 1729. NGI 618.

JOSHUA REYNOLDS:
        “Portrait of Charles Coute”, 1773-74. NGI 216.
        “Portrait or Robert Henley”, 1782. NGI 217.
        “The temple family”, 1780-82. NGI 733.

JOHN CONSTABLE (1776-1837):
        “Harnham Ridge”. NGI 376.

FLANDES

La pintura flamenca tiene una pequeña representación pero de gran calidad. Te indico los mejores.  Todos ellos pertenecen al siglo XVII, al siglo del Barroco.

PETER BRUEGHEL, EL JOVEN:
        “Peasant Wedding”, 1620. NGI 911.


JAN BRUEGHEL:
        “Christ in the house of Martha and Mary”, 1628. NGI 513.

RUBENS:
        “The Annunciation”, 1614. NGI 60.

VAN DYCK (1599-1641):
        “Portrait of Frederick Marselaer, Diplomat”. NGI 235.

HOLANDA

La pintura holandesa también cuenta con importantes representantes. Me quedo con los siguientes:

REMBRANDT:
        “Landscape with the rest on the Flight into Egypt”, 1647. NGI 215.
        “La Main Chaude”, 1628. NGI 439.
        “Portrait of a Lady Holding a Glove”, 1632-33. NGI 808.

FRANS HALS:
        “The Lute Player”, 1630. NGI 4532.

VERMEER:
“Woman writing a letter, with her Maid”, 1670. NGI 4535. Sin duda el mejor cuadro de todos los holandeses presentes.

VINCENT VAN GOGH:
        “Rooftops in Paris”, 1886. NGI 2007.2. Pintor postimpresionista que no tiene nada que ver con los holandeses barrocos anteriores pero que, por sí solo, ocupa un capítulo especial en la Historia del Arte. Siempre es bueno contemplar un Van Gogh. Aquí tenéis uno.

FRANCIA

NICOLAS POUSSIN:
        “Acis and Galatea”, 1627-28. NGI 814.

CHARDIN (1699-1779):
        “Les Tours de cartes”. NGI 478. De este pintor francés, exquisito en la pintura de interiores y en escenas de la vida cotidiana, hay una exposición en el Museo del Prado de Madrid que te recomiendo especialmente.

JACQUES-LOUIS DAVID:
        “The funeral of Patroclus”, 1778. NGI 4060.


MONET:
        “Argenteuil Basin with a Single Sailboat”, 1874. NGI 852. Con Monet entramos en el Impresionismo. La pintura francesa de los siglos XIX y XX es la gran protagonista de esta época. No quiero abrumarte con cuadros, así es que sólo te indico el nombre de algunos pintores que marcaron estilo con su obra: COROT, MILLET, RENOIR, SIGNAC, SISLEY, etc. De todos ellos tienes algún cuadro en la National Gallery. Representan lo mejor del Realismo, del Impresionismo y de las vanguardias del siglo XX, como el Fauvismo o el Expresionismo.


ITALIA

¿Cómo no iba a haber pintura italiana? Eso es impensable en una pinacoteca de renombre internacional. Te indico algunos importantes.

PAOLO UCELLO:
        “Virgin and Child”, 1435-40. NGI 603. Fue uno de los iniciadores de la pintura renacentista del siglo XV. Fíjate bien cómo el niño intenta salirse del cuadro hacia el exterior. Estamos inventando la perspectiva geométrica.

RAFAEL (1483-1520):
        “The Blinding of Elymas”. NGI 172. Del genial pintor de Urbino no se conservan muchas obras fuera de Italia. De hecho, esta obra que te presento no es un óleo sobre lienzo, sino témpera sobre papel. Aún así, siempre es un Rafael... Tienes otro parecido muy cerca.

TIZIANO:
        “Ecce Homo”, 1558-1560. NGI 75.

CARAVAGGIO:
        “Tha Taking of Christ”, 1602. L 14702. Estás ante la joya de la National Gallery of Ireland. Posiblemente sea el cuadro más preciado que poseen. Es un Caravaggio, que no hay muchos, por cierto, y se corresponde exactamente con la técnica del Tenebrismo que este pintor creó a comienzos del siglo XVII. Detente unos instantes frente a él y contempla cómo la luz y la oscuridad, relacionadas con violencia,  son las verdaderas protagonistas de la escena.

CANALETTO:
        “Saint Mark’s Square, Venice”, 1756. NGI 286. Es el pintor de las “vistas” de Venecia, de las “veduttas”. Hacía trampa en las perspectivas, pero eso ni se nota.

 ANTONIO CANOVA:
        “Amorino”, 1789. NGI 8358. No busques un cuadro, en este caso te presento una escultura. Canova fue el mejor escultor europeo del Neoclasicismo y aquí tienes una de sus mejores obras.




ESPAÑA

La presencia de pintura española también es notable en la National Gallery. Además, abarca periodos artísticos muy diferentes y espaciados en el tiempo. Aquí te selecciono los más importantes.

EL GRECO:
        “Saint Francis Receiving the Stigmata”, 1590-95. NGI 658.

MURILLO:
        “The Infant Saint John playing with a lamb”, 1670-80. NGI 33.

RIBERA:
        “Saint Onuphrius”, 1620. NGI 219. El mejor representante del Tenebrismo en España.

VELÁZQUEZ:
        “Kitchen Maid with the Supper at Emmaus”, 1617-18. NGI 4538. Del gran Velázquez, la National Gallery posee una de sus obras de las etapas iniciales de su actividad creadora. Muy interesante.

GOYA:
        “El Conde del Tajo”, 1800. NGI 600.
        “Portrait of Doña Antonia Zárate”, 1805-06. NGI 4539.
        “Portrait of a Lady in Black Mantilla”, 1824. NGI 572. ¿Qué decir de la pintura de Goya? Con toda seguridad, uno de los mejores retratistas españoles y europeos.

JUAN GRIS:
        “A guitar, glasses and a bottle”, 1913. NGI 1313.1. Junto con Picasso, el madrileño Juan Gris fue el fundador del Cubismo a comienzos del siglo XX. Aquí tienes una obra de ese estilo.

PABLO PICASSO:
        “Still Life with Mandolin”, 1924. NGI 4522. Aunque el Cubismo ya estaba muy avanzado por estas fechas, Picasso siguió investigando en esta dirección encontrando vías nuevas en su pintura.


Espero que la visita hay sido de tu agrado y que la selección de obras que te he propuesto te haya facilitado el recorrido.

El Arte es una gran actividad del ser humano a lo largo del tiempo. Y tiene múltiples puntos de vista. Disfruta con el tuyo propio.
Un saludo.

Alberto Rubio
Profesor de Historia del Arte.

sábado, 14 de mayo de 2011

Dublineses

Este es el título de un libro de relatos escrito por un jovencísimo James Joyce, ambientados en la ciudad que visitaremos dentro de unos días. De todos ellos, el más conocido es el final, Los muertos, un prodigio de estilo y de alta literatura, cumpliendo aquella máxima de decir poco y sugerir mucho. Además de Joyce, hay que recordar a otros tres grandes escritores que tendremos oportunidad de analizar en el Writers Museum: O. Wilde, S. Beckett y W. B. Yeats. El primero deslumbró con su ingenio, su sarcasmo y su valentía al denunciar la hipocresía de la sociedad victoriana; pagó un alto precio, claro, y acabó con sus huesos en la cárcel y vagando por las calles de París en sus últimos años bajo una identidad falsa. Por su parte, Beckett ha pasado a la historia por su formidable drama Esperando a Godot, obra antológica del teatro del absurdo. Finalmente, Yeats, el poeta, nos deja un legado en el que los mitos celtas, el esoterismo, la historia y las grandes preocupaciones humanas, como el devastador paso del tiempo, aparecen en todo su esplendor. Sirva esta entrada como prólogo. Mañana hablaremos de Wilde con más profundidad.

domingo, 8 de mayo de 2011

Cockles & Mussels (Molly Malone) - Sinead O Connor

Molly Malone es una de las canciones populares más conocidas en Dublín. Aquí, aparece interpretada por Sinead O'Connor, la cantante irlandesa más popular, en una magnífica versión.

lunes, 2 de mayo de 2011

Recorrido Joyce

Cualquier aficionado a la buena literatura tiene que reconocer a Joyce como uno de los padres de la narrativa moderna. Hijo de un padre alcohólico, el resentimiento contra la ciudad donde se crió hizo que huyera, junto a su esposa Nora Barnacle, hacia el continente europeo (Zúrich, París, Trieste), donde trabajó de oscuro maestro para ganarse la vida. Autor de varias obras maestras (Los muertos, Ulises, Retrato del artista adolescente), Joyce sentó las bases de la nueva novela, muy alejada ya de la previsible narrativa decimonónica, introduciendo o asentando técnicas como el monólogo interior, la polifonía, la ruptura ortográfica, la ausencia de tapujos, la múltiple perspectiva y, sobre todo, una exquisita libertad formal y moral, a años luz de la timorata novela anterior. En el recorrido, que empieza en Eccles St, donde vivía el protagonista de Ulises, Leopold Bloom, pasaremos por Denmark St, sede del colegio Belvedere, donde estudió el propio Joyce, Great Georges St, donde se halla el James Joyce Center, Parnell Sq, lugar en que se encuentra el Writers Museum, O'Connel St, la calle más importante de la ciudad, donde se localizan el hotel Gresham, citado en Los muertos, La Oficinal de Correos, donde se declaró la independencia irlandesa, veremos en esta calle las estatuas de Parnell y O'Connell, líderes irlandeses, cruzaremos el río por el puente O'Connell (donde dice la leyenda que siempre se veía algún caballo blanco), y acabaremos contemplando el Trinyty College, la universidad más importante de la ciudad, en la que Joyce no pudo estudiar por su condición católica, el Banco de Irlanda, Nassau St, donde conoció a la que luego sería su mujer, Merrion Sq, con la polémica estatua de Oscar Wilde, que vivió allí, pasearemos por St Stephen's Green, con un busto de Joyce (también podremos escuchar las melodías de alguna banda, si el tiempo no lo impide) y acabaremos tomando algo (quien todavía disponga de fondos, claro) en el pub donde el escritor compuso gran parte de su obra mientras tomaba pinta tras pinta (de cerveza, claro), el Bewley's Oriental Cafe, en Grafton St.