Este es el título de un libro de relatos escrito por un jovencísimo James Joyce, ambientados en la ciudad que visitaremos dentro de unos días. De todos ellos, el más conocido es el final, Los muertos, un prodigio de estilo y de alta literatura, cumpliendo aquella máxima de decir poco y sugerir mucho. Además de Joyce, hay que recordar a otros tres grandes escritores que tendremos oportunidad de analizar en el Writers Museum: O. Wilde, S. Beckett y W. B. Yeats. El primero deslumbró con su ingenio, su sarcasmo y su valentía al denunciar la hipocresía de la sociedad victoriana; pagó un alto precio, claro, y acabó con sus huesos en la cárcel y vagando por las calles de París en sus últimos años bajo una identidad falsa. Por su parte, Beckett ha pasado a la historia por su formidable drama Esperando a Godot, obra antológica del teatro del absurdo. Finalmente, Yeats, el poeta, nos deja un legado en el que los mitos celtas, el esoterismo, la historia y las grandes preocupaciones humanas, como el devastador paso del tiempo, aparecen en todo su esplendor. Sirva esta entrada como prólogo. Mañana hablaremos de Wilde con más profundidad.
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