miércoles, 20 de octubre de 2010

Romanticismo

I. Características generales del Romanticismo (primera mitad del S. XIX)

1. Introducción

El Romanticismo es un movimiento cultural y literario que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX, tanto en Europa como en América. Dicho movimiento supone una reacción total a la razón impuesta por el Neoclasicismo, dando prioridad a los sentimientos, a las emociones, a la fantasía y al ideal.
En España, dadas las circunstancias políticas del país, el Romanticismo, propiamente dicho, tuvo escasa duración, llegando a su máximo apogeo en torno a 1835. Hubo un segundo Romanticismo hacia 1860, gracias a las dos grandes figuras que más adelante veremos: Bécquer y Rosalía de Castro.

2. Ideología

La mentalidad romántica se caracteriza, en líneas generales, por lo siguiente:
  • El deseo de libertad, que se manifestará en la lucha del hombre romántico contra el absolutismo, en el rechazo a las normas hasta ahora vigentes y en su deseo de manifestarse libremente.
  • El fuerte individualismo que se observa en el hombre romántico, reflejado en una fuerte personalidad, así como en el sentimiento de creerse el centro del universo.
  • El idealismo, que es el motor del romántico en busca de cumplir deseos inalcanzables a veces, relacionados con la patria, el amor o la justicia.
  • El desengaño, provocado por no poder alcanzar dichos ideales en la realidad en la que viven, lo que provoca la evasión, e incluso el suicidio.

3. Características literarias

En la literatura romántica se refleja la forma de ser del hombre romántico y se manifiesta a través de las siguientes características:
  • Aparición de los protagonistas que se encuentran al margen de la ley o que no aceptan las normas de la sociedad: el mendigo, el pirata, el verdugo, el cosaco, el reo, etc.
  • La mezcla, en poesía, de distintas formas métricas e, incluso, del verso y de la prosa.
  • La ruptura, en teatro, de las reglas de las tres unidades (tiempo, lugar y acción), recuperadas por los neoclásicos, la mezcla de lo trágico y lo cómico, la desaparición de la verosimilitud y el carácter moralizante, el final trágico, la aparición de elementos extraños, etc.
  • El gusto por el ambiente nocturno, tenebroso, la aparición de una naturaleza violenta y desatada, relacionada con el sentimiento exaltado del romántico.
  • La fuerte personalidad de los personajes.
  • La ambientación de las obras en lugares exóticos o lejanos en el tiempo, derivada del gusto por la evasión.
  • El poco aprecio a la vida, que se observa en la aparición de la muerte e, incluso, el suicidio.
  • La aparición de elementos fantásticos, muchas veces relacionadas con el sueño y el subconsciente.

II. El Romanticismo: autores


1. José de Espronceda (1808-1842)


Nació en Almendralejo (Badajoz). De muchacho fundó una sociedad para luchar contra el absolutismo, por lo cual estuvo en prisión. Tres años después se unió con los románticos liberales en Lisboa. Se enamora de Teresa Mancha, la sigue a Inglaterra para vivir después en Bélgica y Francia. Rapta a Teresa, ya casada, y vuelve a Madrid, donde se acoge a una amnistía. Es abandonado por Teresa, ejerce como diplomático y diputado, muere a los treinta y cuatro años, enamorado otra vez, a punto de casarse.
Espronceda representa el Romanticismo más exaltado. Es autor de un poema épico, El Pelayo, una novela histórica, Sancho Saldaña, y de teatro, Blanca de Borbón, pero donde resalta es como poeta, con composiciones célebres como “La canción del pirata” y, sobre todo, con sus obras poéticas más importantes: El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.

El estudiante de Salamanca es una obra formada por casi dos mil versos de distinta medida y estrofas. Narra los crímenes de don Félix de Montemar, quien una noche se encuentra con la sombra de Elvira, antigua amada suya, abandonada por él y que muere de pena. Él la persigue por las calles de Salamanca hasta adentrarse en el mundo de ultratumba donde tiene lugar el desposorio de Montemar con el esqueleto de Elvira y la muerte del novio. Es el mejor poema narrativo del siglo XIX.

2. Duque de Rivas (1791-1865):

Ángel de Saavedra, duque de Rivas, nacido en Córdoba, complementó dos facetas a lo largo de su vida, la de político y la de escritor. Exiliado en Londres, Italia y París fue liberal en su juventud para mostrarse más conservador con el paso del tiempo.
Además de por su dedicación a la poesía, con poemas narrativos como El moro expósito, ambientado en la Edad Media, suele ser más conocido por su drama romántico, de tintes trágicos, Don Álvaro o la fuerza del sino. En él se observan rasgos típicamente románticos: la aparición de la muerte y del amor apasionado; la combinación de verso y prosa, lo cual no obedece a un cambio en la situación dramática ni se adecúa al contenido de la escena, sino que es algo caprichoso; la división en jornadas y no en actos; el dinamismo de la acción; los ambientes, etc.
El argumento de la obra es el siguiente: Don Álvaro, de origen desconocido, enamora a Leonor, hija del marqués de Calatrava, quien se opone a estos amores. Una noche que acude a su habitación para raptarla y huir juntos, aparece el marqués, a quien don Álvaro mata accidentalmente. Desesperado marcha a Italia donde encuentra a don Carlos, hermano de Leonor, con quien se bate en duelo, contra su voluntad. Vuelve a España e ingresa en un convento, del que queda cerca una cueva en la que vive Leonor, vestida de hombre, pasándose por un ermitaño. D. Alfonso, el otro hijo del marqués sigue hasta allí a don Álvaro. Aquél descubre a su hermana, la mata y el protagonista, entre los rayos y truenos de una tempestad, se lanza por un precipicio mientras los frailes del monasterio cantan un Miserere.

3. José Zorrilla (1817-1893)

José Zorrilla nació en Valladolid y muy joven se dio a conocer como poeta, en el entierro de Larra. Viajó por Europa y desempeñó cargos en México. Ingresó en la Real Academia en 1869 y fue coronado como poeta en 1889.
En 1837 publicó su primer libro, Poesías, y comenzó su carrera dramática, por la que principalmente es conocido, gracias a Don Juan Tenorio, cuya popularidad ha perdurado a lo largo del tiempo. En esta obra desarrolla el famoso mito del don Juan, presente en la literatura de todos los tiempos. El autor, con el desarrollo que plantea, da un tono tradicionalista y conservador a la historia, a través de la conversión religiosa del seductor y su salvación cristiana a través del amor. La obra está dividida en dos partes, de cuatro y tres actos, respectivamente. La acción se desarrolla en Sevilla, en donde se reúnen don Juan y don Luis Mejía para hablar de sus conquistas. Al oír tantas fechorías, el padre de la prometida de don Juan anula su compromiso y doña Inés es ingresada en un convento, de donde la saca don Juan ayudado por la criada Brígida. Sorprendido por el padre de la mujer cuando le está declarando su amor a la dama, don Juan mata al padre sin querer y huye.

4. Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla. Quiso ser pintor, como su padre y su hermano antes de descubrir su vocación literaria e instalarse en Madrid. Su vida fue azarosa: contrajo la tuberculosis a los veintidós años, se enamoró de dos mujeres que no le correspondieron y se casó con Casta Esteban con la que tuvo dos hijos. Su esposa le es infiel y el matrimonio se separa. Poco antes de morir, a los treinta y cuatro años, se reconcilió con su mujer.
Bécquer, junto a Rosalía de Castro, representa el romanticismo tardío o postromanticismo en España, caracterizado por la inclinación a un lirismo intimista, sencillo en la forma y escaso de adornos, que resalta el profundo sentir del poeta. Esta visión poética es distinta a la del primer Romanticismo, exaltado y gesticulante, de Espronceda.
La obra que ha dado importancia como lírico a Bécquer son las Rimas, ochenta y cuatro composiciones breves, con rima asonante, por lo general, y metros variados. En ellas vuelca sus opiniones y vivencias: sus ideas poéticas, sus experiencias amorosas, la desesperación y desolación de sus últimos años.
Pero, al igual que un excelente lírico, Bécquer fue un excelente prosista, con obras como las Leyendas, veintiocho relatos con muchos elementos románticos (el amor imposible, la muerte, el pasado medieval, los paisajes tenebrosos y fantásticos, lo sobrenatural, etc.)

5. Rosalía de Castro (1837- 1885)

Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela. Fue hija ilegítima y contrajo matrimonio con un notable historiador gallego. La escritora, cuya vida estuvo llena de penalidades, murió joven en Iria Flavia, término municipal de Padrón, donde se la considera como algo propio.
Como se ha dicho más arriba, se observa una gran relación entre Rosalía y Bécquer en cuanto al profundo sentimiento que ambos poetas transmiten, si bien el sevillano es más austero en medios expresivos y en la utilización de menos variedad temática que la gallega.
De Rosalía, destacan los siguientes libros de poesía: Cantares galegos (1863), donde aparece la añoranza de Galicia, desde su estancia en Castilla; Follas novas (1880), en el que se muestran los sentimientos de dolor y desengaño; y En las orillas del Sar (1884), libro fundamental para descubrir la atormentada intimidad de la poetisa.

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