sábado, 16 de octubre de 2010
A walk into paradise
Tras las heridas sufridas en la II Guerra Mundial, el fotógrafo Eugene Smith estuvo dos años sin poder realizar una sola fotografía. Con la retina aún inundada por las dantescas imágenes bélicas, decidió que la primera que hiciera tras un silencio tan largo, representaría todo lo contrario a cuanto había visto en los campos de batalla. El nihilismo daría paso a la inocencia, la negrura a la luz, la muerte a la vida, el pasado al futuro. Se trataba de dejar atrás la sinrazón y el miedo, y para todo ello eligió a sus dos hijos como modelos. Ignoramos lo que el viaje iniciático que con tanta ligereza como decisión emprenden les deparará. Es un túnel de luz quien les reclama y convoca. Ellos, claro, lo ignoran, pero su padre, el propio fotógrafo, se ha quedado unos cuantos metros detrás para cubrirles las espaldas. Sabe que, después de todo, entre los árboles bien se puede hallar escondido algún ogro francotirador. En ese caso, prefiere ser él quien dispare primero.
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