miércoles, 1 de diciembre de 2010
El plátano, Miriam Bao
¿Cómo no resistirse al color del oro? Por el amor de Dios, si el mono, amigo mío, a lo largo de los años, ha elegido el plátano como fruta favorita y como protagonista de bromas para hacer tropezar a la gente, ¿cómo no me va a gustar? Quizás por la polémica de “el plátano como objeto de niños grandes” y sus diversas bromas acerca de él está más alejado del favoritismo a la hora de elegir el plátano para desayunar en una cafetería ya que podría haber mujeres con rulos y marca de mirilla en cada ojo cerca de allí. Pero, qué pasa, ¿es la fruta maldita, por la cual estoy escribiendo esta redacción a las 10.05 pudiendo estar con miles de Adanes en un gran spa, mucho mejor? ¿Quizás la sociedad prefiere la manzana por otro tipo de motivos? A lo mejor si la serpiente no hubiera hablado en aquel momento, no hubiera sido tan popular. Por lo que veo Walt Disney también prefería la apariencia bella de la manzana. Ahora bien, el plátano ha quedado aislado de la fama desde que el mundo es mundo. Ya es hora de que el dulce sabor, la esencia y no la apariencia salgan a la luz y triunfen en el siglo XXI.
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Genial :)
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