Pierre Daru tuvo la ocurrencia de proteger a Stendhal, proporcionándole varios cargos administrativos, introduciéndole en su círculo social e invitándolo a su mansión. Stendhal le agradeció estos desvelos tratando de seducir a su mujer. Hay una escena en Rojo y negro, su novela más célebre, en la que el protagonista, Julien Sorel, se impone a sí mismo la obligación de coger la mano de su anfitriona antes de las campanadas de medianoche; en caso contrario, se suicidaría. Stendhal, en realidad, solo estaba narrando una escena que él mismo protagonizó con Madame Daru. Conviene saber que ésta le dio calabazas, diciéndole aquello de "Henri, lo nuestro no es posible: soy una mujer casada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario