El Nobel de Literatura se lo dieron a José Saramago, pero muchos pensamos que el portugués que se lo merecía era
Lobo Antunes. En su última novela, vuelve a demostrar su arrojo y originalidad, con una escritura exigente, vaporosa como un sueño, y precisamente por eso, tan real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario