sábado, 13 de noviembre de 2010

Bienvenido Mr.Marshall

En el desierto cultural de la dictadura franquista, Berlanga fue una de las escasas excepciones. ¿Cómo hacer arte cuando un ejército de grises funcionarios con bigotito recortado y tijeras recortantes escudriñaban cada párrafo, cada fotograma, y eliminaban cualquier atisbo de libertad? Recurriendo a la fina ironía, al sutil sarcasmo. En eso, Berlanga era un verdadero maestro, y lo demostró en obras portentosas como Plácido, El verdugo, La escopeta nacional o Bienvenido Míster Marshall, con el inolvidable Pepe Isbert dándonos una explicación, como alcalde que era.

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