A los naturalistas les preocupó especialmente la creación de ambientes que reflejaran la realidad cotidiana. Pero si los realistas colocaban "un espejo en el camino", los naturalistas escogían especialmente el camino de modo que el medio o ambiente determinara a los personajes. Es por ello por lo que predominaron contextos de pobreza y marginalidad, y suburbios industriales.
Para la descripción, que era minuciosa y detallada, los escritores se documentaban. Zola, por ejemplo, se mezclaba con obreros y mineros, iba a las tabernas y tomaba apuntes del natural.
La construcción de los personajes, que pertenecían a todas las clases sociales, aunque con presencia relevante de pobres y marginados, y los afectados por distintos problemas sociales (como el alcoholismo, la prostitución o la violencia), estaba condicionada por la necesidad de demostrar que estaban determinados en su vida y en sus actos por sus instintos, su medio y su herencia. Acerca de esta última dijo Zola: "La herencia es la sustituta de la fatalidad antigua".
Los narradores naturalistas franceses, especialmente Zola, presentaban un punto de vista omnisciente, que alternaba el narrador que conoce todo, que tiene lo que los críticos llaman la visión por detrás, con la visión desde fuera, que se limita a contar lo que ve, pretendiendo una objetividad máxima. Por otra parte, los naturalistas fueron los primeros autores que se preocuparon de hacer coincidir los diversos registros de lengua de los diálogos de los personajes con el estrato social al que pertenecen.
• Los géneros en el naturalismo El género por excelencia del naturalismo es el narrativo. La novela y el cuento son las formas que más se adaptan a su intención documental. También el teatro se presta a dicho propósito.
La poesía, en cambio, era más difícil de adaptar a los objetivos documentalistas. Parnasianos y simbolistas tenían poco que ver con el naturalismo: los primeros eran esteticistas, defendían el arte por el arte, lejos de los problemas de la colectividad, y los segundos concebían la poesía como algo misterioso e inexplicable e iban en busca de la palabra total, nueva, extraña a la lengua y cautivadora.
El teatro naturalista, que se inició en Francia en el momento en que la novela de la misma escuela empezó a decaer, compitió en la escena con el gran éxito del melodrama y sólo interesó a un público restringido; actualmente el teatro naturalista ha caído en el olvido. Sin embargo, aún mantiene el interés la obra de dos autores escandinavos realistas de influencia naturalista. Se trata del noruego Henrik Ibsen (1828-1906) y del sueco August Strindberg (1849-1912). Planeta
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